Crónicas de Qique

Sobre las noches me escribo en tu silencio. Sobre tu piel oscura anochece y me duermo. Sobre las letras de un poema tan intenso que elogia el atrevimiento de nuestros deseos. Sobre pensamientos pecaminosos, erotismo e intelecto.   De besos gestándose me abastezco...   me pertrecho. Sobre horizontes y caminos,   pasajes y recuerdos.   Sobre cuentos con rarezas nos envolvemos. Sobre cualquier cosa que nos haya hecho la costumbre   me regocijo y me aferro para conservarte en los sueños...   sobre la noche.

    En el perfume colecciono recuerdos      de lazos que se han roto,      que no atan ni remordimientos      porque ha durado tanto lo bueno      que inhiben a los pensamientos de  rencores      que puedan escudarse dentro del pecho.     Una luz titilante atrapa, en sus segundos más oscuros,      los quejidos de sus huellas,     que se alejan ahuyentadas, como atemorizadas,      sin zapatos que llenar     y reconocen de lo que han dejado detrás,      un pasado frenético de amor empapado en besos,     oscuridad      y sábanas acostumbradas a dos cuerpos en uno.     El peso de una historia que se contó a medias      me deja desviada la vida      al tiempo que se evapora la distancia entre los dos,      y le cuento incluso a las hojas ya escritas      que los poemas no me caben en la mente.     Que tengo millas perdido en la carretera...      y lineas perdido en tu verso.